martes, 26 de julio de 2016

ESTO NO ES UN ROBO


Primero que nada, esta no es la clase de artículos que tenía en mente cuando decidí abrir este blog (qué dice?? Porque habla como si hubiese posteado ALGO en dos años??), pero todo este fenómeno de Stranger Things me disparó hacia algo que vengo observando hace un tiempo dentro de esta maravillosa cultura del remix pop en la que vivimos. Hace poco más de una semana que la serie de Netflix fué lanzada y el fenómeno es tal que en Uruguay ya hay un músico  lanzando un EP de canciones  inspiradas en la historia (https://hombrecomun.bandcamp.com/). Es una locura. Es un hit instantáneo. Es contagioso, emocionante…

Y completamente vacío.

Resulta que hace muchos años atrás yo también supe ser un adolescente confundido, implotando ante el complejísimo mundo que me rodeaba y que derrepente empezaba a entender mejor.  La desesperada búsqueda de identidad, de sentirme un individuo (al darme cuenta que derrepente tenía que ser uno) me llevaba a rechazar automáticamente todo aquello que fuera popular, a elegir nichos, a sentirme identificado con algo que fuera mío. A privarme de disfrutar todo aquello que se saliera de los límites de lo que me definía (obvio que estamos hablando de música y películas, a.k.a. las únicas cosas que importan). Una fase que se supone que uno tiene que superar y que a nuestra generación particularmente le cuesta MUCHO dejar atrás, incluyendome al 100%.

A mediados de mis 20s empecé a fumar porro (del que no tengo [mentira, tengo]) y eso ayudó a que me saliera de mi cajita, en la cual sobrevivía a una dieta estricta de comedias adolescentes, películas de terror y Ramones. De a poquito empecé a disfrutar de cosas que antes hubiese eliminado por descarte por no ser representativas de los posters que tenía colgados en mi pared. Y así fué como el PANQUEQUE se me fue dando vuelta. En vez de sentirme cool por no haber logrado pasar los primeros dos capítulos de Breaking Bad me frustraba el hecho de no comprender PORQUE todo el mundo estaba enloquecido con  esa serie. Así que la retomé, me esforcé por superar los prejuicios (uno bastante importante: el hecho de que es una serie y me cuesta ver series) y terminé super enganchado, como todos los demás. Y me sentí satisfecho, en sintonía con el zeitgeist. Check.

Bueno, capaz que estos dos últimos párrafos fueron completamente innecesarios, pero necesitaba sacarme eso de adentro para no sentir culpa por lo que voy a decir (?). No siento ninguna curiosidad por revisitar Stranger Things, que terminé de ver anteayer, ni siento culpa por haber tenido una reacción super tibia ante algo que tiene enloquecido a toda la gente de mi edad y que está teledirigido hacia mis gustos personalísimos. Las únicas críticas que he leído por ahí son las de siempre: que es un robo a mano armada a Spielberg, a Stephen King y a John Carpenter. No lo es. Stranger Things es un homenaje. Y ahí está quizás, el problema principal (mentira, es re el segundo, pero first things last).

Hay una diferencia crucial entre el robo y el homenaje. Caso en cuestión, Quentin Tarantino (obvio). Basta de referirse a lo que hace como “homenajes”. El tipo es demasiado pedante y soberbio (lo digo con todo el amor del mundo, nunca cambies QT XOXO) como para “homenajear” a las películas/directores que admira. El tipo roba. La gran mayoría del público que está mirando Death Proof no tiene idea que la escena donde Stuntman Mike fotografía a las chicas en el estacionamiento del aeropuerto es un calco de la secuencia de títulos de “El Pájaro de las Plumas de Cristal” con la exacta misma música. En el mejor de los casos te tira la referencia en alguna entrevista, pero el que señala las similitudes no es él. Son los cinéfilos enojadisimos que si la vieron. Esta metida de dedo en el orto a los snobs orgullosos de sus nichos es lo que ha generado una catarata de reacciones negativas a lo largo de su filmografía.

Porque es un robo. Porque solo unos pocos lo ven como tal. Porque la mayoría aplaude y dice que Tarantino es un genio (no es re injusto que además el tipo actually sea un genio?). Lo dijo una vez el viejo tirafruta de Robert McKee, hablando justamente de Quentin: “un artista no toma prestado. Roba. Y lo hace mejor.” Alcanza con ver una entrevista con Tarantino en youtube para darse cuenta que el tipo está en una misión obsesiva por ser el mejor guionista/director posible, por ganarse un podio entre las vacas sagradas del cine. Y el tipo sabe que no lo va a lograr con homenajes, sino pungeando escenas, personajes y pedazos de música de películas que pocos vieron para incorporarlas a lo que él hace. Con la intención de superarlas, de que sean sus covers los que queden en el colectivo imaginario y no sus oscuras referencias. Un robo a mano armada.

El homenaje, por otro lado, es el guiño con respeto. Tomar prestado. Es crear un espacio publicitario para algo que todos conocemos y amamos, subirlo a un podio y seguir adelante. La pelota no se mancha. Es la clase de fidelidad y honradez que los fanboys vienen reclamando a Hollywood hace años, tanto que terminaron ganando al partir del momento que los estudios empezaron a tomar notas. Hay un público objetivo y dentro de ese público hay un sector ultra-conservador que ahora hay que tomar en cuenta. Un poquito de fan service y todos contentos. Una conducta completamente predecible cuando estamos hablando de comités que hacen estudios de mercado y luego vomitan blockbusters perfectamente calculados y complacientes como el helado de vainilla, pero que se vuelve un poco preocupante cuando es adoptada por creadores de contenido independientes (no hice un carajo de research, pero asumo que eso es lo que los hermanos Duffer son) que trabajan en un medio supuestamente “liberado” para la experimentación como lo es la televisión/netflix hoy en día.

En definitiva, Stranger Things está cubierta de homenajes a películas de género de los 80s. Momentos que NUNCA pasan desapercibidos. Los chicos huyen en bicicletas de los agentes del gobierno y es inevitable que nos invada esa sensación de nostalgia comprimida y letal, como quién aprieta un botón, un plug hacia algo que todos conocemos de memoria. Algo que nos hace sentir identificados. Algo que es nuestro. Y ta. Que ganas de volver a ver ET.

Capaz la idea de siquiera intentar mejorar lo que hizo Spielberg en los 80s sea absolutamente intimidante, virtualmente imposible. De solo pensarlo se me cierran todas las ventanas y me convierto de nuevo en el viejo resentido que no quiero ser. Pero las películas (o las series, whatever) tienen que coger con otras películas para procrear. Es la realidad. Con una caricia no alcanza. A lo que voy con todo esto es cómo se está tratando a esta serie como una obra maestra cuando lo único que está logrando (según los elogios más comunes que leo por ahí) es evocar cosas que nos gustan y proyectar nuestra atención hacia méritos externos y no propios. De nuevo, vivimos en la cultura del remix y está todo bien con eso, solo me preocupa un poco que el revisionismo se haya limitado al reciclaje respetuoso. A que con tener buen gusto alcanza.

Así que definitivamente no me molesta que Stranger Things meta mano en los libros de Stephen King. Pero preferiría que no sienta la necesidad de mostrar a un personaje leyendo uno. No me molesta que le escriba una carta de amor a los Goonies. Pero preferiría verla tomando ese mismo concepto y elevandolo a algo superior, sobretodo cuando esa película en particular es altamente superable. Pero no lo intentan. Porque no quieren ofender a nadie. Porque toman prestado y después devuelven. Cosa de que pasen los años y lo que quede en el colectivo imaginario sean las referencias eternamente imitadas y no el cover.


PD: Como pié de nota, he aquí lo que realmente no me gustó de Stranger Things: primeros capitulos que plantan semillas interesantes que nunca llegan a crecer. Un guión mediocre, un monstruo que es una PIJA (importantísimo) y la torpe construcción de momentos dramáticos. O no sé, capaz que no se mirar series. Pero que buena la música, no?

viernes, 18 de julio de 2014

HOY ES FERIADO!




Y nada como pasar un feriado mirando una película en 9 partes en youtube! Sobretodo cuando es una película que buscaste por mucho tiempo y por lo tanto tenés que rendirte a verla de esta manera y no en un proper blu-ray rip que no existe. Pero todo bien. Lo único es que al terminar la parte 3 te das cuenta que caíste en la vieja trampa de la película "parcialmente subida a youtube" y el resto fué borrado o directamente nunca se terminó de subir. Pero todo bien. Alguien más la subió entera y acá está el link!!

https://www.youtube.com/watch?v=hRkbrr1pgAM

(blogger es una PIJA y no me deja embedearlo :) )

Se llama Times Square y vendría a ser la respuesta punk/new wave a Saturday Night Fever, del mismo director que Pump Up The Volume y Empire Records. Y como buena película adolescente previa a Sixteen Candles sufre de ese extraño síndrome de volverse dramática y/o bajonera en algún punto (el aborto de Jennifer Jason Leigh en Fast Times At Ridgemont High! el final de The Last American Virgin!). Que no te deje engañar por completo el poster. Pero también creele un poquito. Además: TIM CURRY!!

Feliz 18 de Julio, Uruguay!

NOTA: SI, hay una escena de sexo lésbico que fué cortada por los productores causando TREMENDO PLOT-HOLE. Porque sí. Porque 1980. Pero todo bien. Sigue siendo más divertida que La Vida de Adele


domingo, 11 de agosto de 2013

Heavy Metal Parking Lot



Dos tipos que salieron en 1986 con una cámara y un micrófono a filmar a un montón de gente borracha en el estacionamiento de un concierto de Judas Priest. Lo que se diría ANTROPOLOGICAMENTE FASCINANTE. Pero en serio, si nunca lo viste, miralo ahora. Son solo 30 minutos que te harán feliz. Como "Dazed and Confused" pero de verdad. Ya está. Play.

COOL, MORE SHIT TO KILL


En cada descripción que leo sobre Priston Pit de Johnny Ryan se hace una inevitable alusión al
arte de los cuadernos escolares de pre-puberes enojados. Es inevitable porque es realmente la mejor
forma de dar una idea de lo que es, no sólo en cuanto al estilo de dibujo y a la violencia
visual excesiva que retiene solamente el diseño de los personajes en si, sino por la forma en que
se explaya la historia. Ryan parece trabajar sin guión (aunque es seguro uno de esos casos donde es
todo lo contrario y no te das cuenta) y durante el viaje decide donde marcar una meseta y a qué
secuencia única (90% de ellas peleas) dedicarle páginas y páginas. Es así como se van veinte páginas
o más en la lucha entre el protagonista y el mutante freak que parecía ser un personaje ínfimo,
nisiquiera un mini-boss y aún así el tipo se cuelga en exponer su apaleamiento hasta que ya no
queda nada mas que golpear, cortar o mutilar. Suele ser el punto donde entran los fluidos corporales,
cuando el ganador sella su victoria meandole, escupiendole o acabandole encima a la masa de carne
o puzzle de extremidades que solía ser su contrincante.

La violencia es claramente extrema y también hipnótica, reveladora, como si alguien viniera y
encontrara nuevas e innovadoras técnicas sexuales diseñadas para una escena pornográfica y cómo
filmarlas. Tan hipnótico como el escenario donde transcurre, un planeta-desierto que huele a
semen quemado de los gladadiores americanos mutantes que están presos en él. Este cómic prohibitivo ya va por su cuarto tomo, el cual me llegó hace un par de días. Ayer me fumé una punta y recapitulé leyendo
los tres primeros antes de entrarle al último y fué una experiencia un poco aturdidora pero asombrosa.
Queda claro que se trata de un ejercicio de imaginación totalmente liberado y amoral. Otro punto más, quizás el mas importante, dentro de este revisionismo del arte marginal (en todo sentido) de cuaderno liceal.

LIBRO UNO





















Abrimos con un agujero negro de apariencia totalmente anal y una especie de brazo cibernético que lo penetra. Es una nave que sobrevuela la superficie de un planeta marciano: "Chapter One - Fucked". Dentro de esta nave nos encontramos con nuestro héroe, un wrestler lagartijoide mutante llamado Cannibal Fuckface que es arrojado por el túnel que lo conduce a una especie de plano intraterrestre, un planeta-prisión donde co-habitan otros mutantes psicopatas como él dentro de una establecida ley de la jungla. Cannibal Fuckface da una vuelta y se encuentra con una especie de enorme gusano desagradable que se alimenta del goo que supura un cactus derretido ante el sol tóxico. "Asqueroso" exclama y lo aplasta con el pié solo porque sí. De la nada y de inmediato aparece ESTE tipo:


Se llama Rottweiler Herpes, el soberano de ese pequeño territorio, los súbditos que le limpian el culo con la lengua después de cagar y el Slorge que Cannibal Fuckface acaba de pisar. Aparentemente los Slorge se alimentan del líquido de cactus y luego lo defecan, generando una droga llamada "Fecid", que cuando la tomás te hace sentir como el "mas increíble maniatico número uno". Rottweiler obliga a Fuckface a buscarle un nuevo Slorge, y ante su respuesta obviamente mala onda le cortan un brazo. Si quiere verlo de vuelta va a tener que ir a por ese Slorge. En su búsqueda se topa con un bicho enclenque que eyacula un semen transformativo que se convierte en un monstruo gigante-armadura con el cual tendrá que pelear. Fuckface es momentaneamente derribado hasta que el Slorge del enclenque decide anidar en su muñon de brazo, convirtiendose en su nueva extremedidad, que lo provee de un constante flujo de fecid esteroide, con el cual derrota al blob de semen. Este libro termina con el Slorge haciendole un fellatio al pene espinoso de Cannibal Fuckface. Just saying.

LIBRO DOS





















Cannibal Fuckface regresa con el Slorge y Rottweiler Herpes se le ríe en la cara, diciendole que ya se comió su brazo y que sabía a "una media de gimnasio llena de mierda de rata". Enfurecido y cargado de fecid, Fuckface decapita a Rottweiler. Su cabeza es rapiñada por una especie de arpía con alas de cuervo, cuerpo de bruja y cabeza de diamante... Ladydactyl! Fuckface es secuestrado por una especie de robot fugitivo con nave propia que le implanta un sistema de cogibilidad Robocop y lo comanda para que vaya a cogerse a Ladydactil:



Parece que el semen de Fuckface es una especie de brea negra diabolica que crece dentro de Ladydactyl hasta hacerla explotar y se expande hacia un monstruo alado, flotante y semi-etéreo llamado Skycancer. Skycancer es el único ser capaz de abrir un portal de escapatoria en el cielo, por el cual el robot  fugitivo escapa en su nave home-made. Luego Skycancer muta en un monstruo tamaño edificio cuya pisada abre una grieta por la que cae Cannibal Fuckface, hacia la mas absoluta oscuridad. Negro. Negro. Negro.

LIBRO TRES





















Un nuevo recluso cae del cielo. El título del nuevo capítulo es "Archenemy", por mas que él no tiene la más minima pinta de serlo. Pero empezamos a entender que en este mundo todo es pasajero, incluyendo el aspecto físico mutable de sus habitantes. Se encuentra con tres mutantos de por ahí. "Estoy buscando a alguien" y describe a Cannibal Fuckface. Los tipos se burlan de él y empiezan a pelear. Uno se lo traga y el tipo luego sale por su uretra, rajandolo al medio y sacandole las entrañas, en las cuales marcará un extraño símbolo religioso, al cual se inclina a rezarle. Luego aparece Skycancer y se le mete dentro, llenandolo de negrez y haciendolo mutar en un ser casi indescriptible, mezcla de Sasquatch, demonio, escorpión, insecto y varias cosas más. En su mano-garra tiene tatuado el extraño simbolo religioso por el cual dispara unos rayos que convierten a sus enemigos en unos mamarrachos pijudos esclavos. Con el mismo rayo abre otra grieta en el suelo y les comanda que vayan a buscar a Fuckface, quien está flotando en un limbo de negrura absoluta. Flotando junto a él, una nave con la misma forma del símbolo religioso. Fuckface abre una brecha y se mete. Entramos en un mundo completamente estéril, blanco y metálico que nada tiene que ver con el infierno de allá arriba... o eso parece por un par de páginas.

Fuckface entra a una sala y se encuentra con su brazo, rescatado y analizado por máquinas. Al tratar de recuperarlo es detenido por un ejército de "monjes" con batas negras y cascos con la misma forma de la nave y el logo. Estos se amalgaman creando un monstruo de diamantes que succiona a Fuckface hacia su interior. Luego las partes del monstruo se dividen y vuelven a fragmentarse en forma de las cabezas de los monjes. Acaba de cruzar Fuckface a una especie de cuarta dimensión?! El final de este libro es angustiante, ya que nos recuerda que el tipo está adentro de un logo religioso adentro de otro logo religioso (la nave) perdido en medio de la oscuridad absoluta. BLACK METAL.



LIBRO CUATRO





















Fuckface se despierta en el infierno. Un desesperante cuarto con piso, techo y paredes de diamante sin salida visible ni espacio definido. Una voz suprema le dice que no tiene salida, que su mente esta adentro de la mente de ellos y la mente de ellos esta adentro de su mente. Encima lo aprisionan contra el suelo clavandole un pico gigante, alejandolo de su brazo, tirado por ahí. El Slorge defeca un sorete de fecid que va directo hacia el brazo y muta, creciendole de este una especie de gemelo deforme descerebrado que liberará a Fuckface y le ayudará a romper la prisión de cristal, derivando en este magnífico splash-page:


Se puede apreciar como la forma de Cannibal Fuckface ya no tiene casi nada que ver con lo que era en el primer libro y ese es el mismo destino que, como viene sucediendo desde el tomo anterior, tendrán la mayoría de los personajes. Es como si Ryan se aburriera del aspecto de sus horripilantes matones y los fuera alterando a gusto, como un niño jugando con arcilla. Está empezando a despegarse del esquematismo lucha libre del principio y se adentra en terrenos cada vez más delirantes, usando el "storyline" como un lienzo para poner a lucir a todos sus bicharracos bosquejos de laboratorio, presentarlos como super-héroes y despues demolerlos y humillarlos con la máxima cantidad posible de fluídos.

Después de hacer mierda a los monjes aparecen los mamarrachos pijudos del archienemigo y una vez más (obvio) pelean. El hermano-brazo deforme se fusiona con uno de ellos y se transforma en uno aún mas aparatoso y estúpido, causando que la nave choque contra la superficie del planeta (no queda claro como llegan hasta allí, ni importa). Ahora Cannibal Fuckface se verá cara a cara con el archienemigo y todo está servido para lo que se supone será la batalla más épica (y eso es decir mucho!) hasta el momento en el futuro libro cinco. Johnny Ryan dice que quiere llegar por lo menos hasta el libro seis, así que todavía quedan unas 250 páginas aproximadas de MAYHEM CONDENSADO por venir. Que suerte.



viernes, 26 de julio de 2013